Literature
Una Terapia Peligrosa I.07
Después de la ducha reconfortante en la que dejó que el agua caliente le resbalara desde la nuca, relajándola, se secó un poco y quedó plantada delante del espejo. No era gran cosa, poco pecho, demasiada cadera… y lo que más detestaba de ella era la colección de cicatrices. No tenía ninguna deformidad, pero, aun así, odiaba su cuerpo. Abochornada, se palpó los pechos y se sintió morir al imaginar que Kielan…
El vapor se arremolinó en torno a ella y saltó un pedacito de bañera. Helena controló el impulso de volver a buscar en